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martes, 6 de julio de 2010

Corea del Sur: Oldboy (2003)

Oldboy (올드보이) es una película coreana dirigida por el famoso Park Chan-wook, y segunda película de su llamada trilogía de la venganza (la primera sería Sympathy for Mr. Vengeance y la tercera Sympathy for Lady Vengeance). La historia nos acerca a la vida de Oh Dae-su (el popular Choi Min-sik), hombre de negocios, feliz marido y padre. Hasta ahí, lo normal. Pero entonces, sin venir a cuento, lo secuestran y lo mantienen encerrado en una habitación durante quince años (por supuesto, se vuelve loco, intenta escapar y todo lo imaginable). Por más que le pregunta a su captor por qué está encerrado y cuánto tiempo le queda de cautiverio, solo recibe el silencio como respuesta. Y tal vez, si hubiera sabido el tiempo que estaría, se habría intentado quitar la vida.
El caso es que al final Dae-su es liberado, y una de las primeras cosas que se encuentra al salir es a un hombre que se intenta suicidar tirándose de una azotea (y lo salva, sí). A partir de aquí, Dae-su se convierte en un pelele que ya no tiene vida a la que regresar; su mujer ha sido asesinada y todas las pruebas le inculpan a él. No sabe nada de su hija pequeña, y no tiene trabajo ni identidad: para el mundo está muerto, y es mejor que siga así.
Deprimido, vagabundea por las calles de noche, hasta que se encuentra a un hombre que le entrega un teléfono móvil (sin decirle de parte de quién), y algo de dinero. Dae-su entra a un restaurante de sushi y habla con Mi-do (Kang Hye-yeong), la joven camarera, ante la cual se traga un pulpo vivo (lo cual ya nos revela su estado mental, rabia pura). Dae-su se ha entregado a la firme promesa de encontrar a su captor para saber el motivo de su largo secuestro. Como no tiene adónde ir, termina viviendo de manera temporal en la casa de la joven camarera, con la que intima lo suficiente para llegar a tener una relación.
Al día siguiente, Dae-su contacta con un hombre llamado Woo-jin (Yu Ji-tae), que le revela que él fue el que le secuestró, y le propone un juego: si averigua los motivos por los que fue secuestrado, podrá matarle. Si no, morirá Mi-do. Así, asistirmos a una regresión al pasado de ambos hombres, donde sus juventudes se entremezclaron y tuvieron un punto en común: ambos eran alumnos de la escuela Oldboy. Dae-su vio demasiado, y eso transformó para siempre la vida de Woo-jin, hasta el punto de destrozársela. La verdad es demasiado dura como para arriesgarse a querer saberla...

Realmente no puedo desvelar el apasionante argumento de la película; hacerlo sería imperdonable. Sólo añadir que Oldboy es el referente del thriller coreano, una película obligada para todo aquel que desee meterse en el mundo del cine coreano y llegar a entender a uno de los mejores directores que existen en la actualidad. Su final es deliberadamente abierto (termina con una dura regresión hipnótica). Park Chan-wook ya dijo que quería que cada espectador sacara sus propias conclusiones con respecto al futuro de los protagonistas. Para mí, lo más importante es cómo Dae-su consigue sobreponerse a la rabia que siente porque su curiosidad puede más: por encima de su deseo de venganza está conocer los motivos por los que fue secuestrado.
También la puesta en escena está muy cuidada, algo habitual en las películas de este director (los asfixiantes papeles pintados de la habitación donde el protagonista está recluído durante mucho tiempo, la oscuridad y exigüidad de muchos de sus escenarios), así como la música (compuesta en su mayoría por Jo Yeong-Wook), siempre tan grandilocuente en sus películas (véase Sympathy for Lady Vengeance). La violencia brutal (a martillazo limpio, peleas de veinte tios contra uno solo), los elementos sorpresivos y los efectos especiales también son elementos recurrentes en las películas de Chan-wook, por lo que Oldboy no podía ser menos.
Realmente, Olbdoy es una obra maestra donde no hay un segundo de descanso ni para la mente ni para los ojos. Es cruda (qué thriller coreano no lo es), pero altamente recomendable.

Acaparadora de muchos premios y nominaciones en distintos festivales, la película fue vista por más de tres millones de coreanos, y recaudó un total de más de catorce millones de dólares a nivel mundial.
En 2008 se habló de un remake americano (por Dios, no) dirigido por Justin Lin. A finales de año DreamWorks y Universal se aseguraron los derechos, y se habló de un film dirigido por Steven Spielberg e interpretado por Will Smith. Se lanzó incluso un manga, cuya casa denunció a los productores coreanos por darle los derechos a Spielberg sin su consentimiento. Al final, en 2009 se anunció que, de momento, el remake estaba en punto muerto.
Olbdoy ha generado también un poco de controversia en el mundo de Bollywood (nada raro teniendo en cuenta que les gusta parodiar todas las películas famosas). Zinda (2005) fue acusada de plagiar la idea original de Oldboy. Por sus fuertes similitudes fue llevada a juicio, pero de momento no hay nada en claro.
Los críticos dieron su visto bueno al proyecto (Rotten Tomatoes le dio un 82%) y en general fue gratamente acogida, con adjetivos como "viva", "angustiosa"o "desesperada".

*Idea principal: la venganza, cómo no. La curiosidad sobre la venganza. El tormento, el sufrimiento, el rencor. El dolor... ¿qué podemos perdona? ¿qué olvidar?




















































domingo, 20 de junio de 2010

Corea del Sur: I'm a Cyborg, but that's Okay (2006)

I'm a Cyborg, but that's Okay (Ssaibogeujiman Gwaenchanha, 싸이보그지만 괜찮아) es un surrealista drama/comedia/romance dirigido por el siempre sorprendente Park Chan-wook. Es imposible hablar de esta película utilizando la vía lógica, porque es una metáfora continuada en la que te puedes perder. Lo importante en estos casos es llegar hasta el final de la película, disfrutarla y quedarse con el mensaje general. Básicamente nos habla de Young-goon (Im Su-jeong, una nueva Amélie, sus ojos lo transmiten todo de una forma muy intensa), una joven que trabaja en una fábrica construyendo radios y que un día se abre la muñecas intentando conectarse un cable para iniciar una recarga. Convencida de que es un cyborg (una especie de robot) termina en una institución mental, donde se niega a comer (piensa que si come se estropeará por dentro, y lo único que hace es chupar pilas), y de noche intenta hablar con las máquinas, esperando instrucciones para convertirse en una cyborg mejor. Su deterioro es tal que no tienen más remedio que someterla a electroshocks, y ella se convence de que ha sido recargada, pero su mejoría dura tan solo un tiempo. Mientras tanto conoce a Il-soon (Rain), un chico número uno en pingpong, descrito como antisocial y cleptómano. Suele llevar caretas con orejas de conejo, y se rumorea por los pasillos de la clínica que cuando estaba en el ejército lo violaron, por eso se cosió el culo (tal cual). Además, está convencido de que puede robar los poderes de los demás con sólo tocarles, y de que se convertirá en un punto. Por eso, cuando le dan las crisis nerviosas, se cepilla los dientes con exagerada frecuencia.
Young-goon no habla con nadie, pues está convencida de que no la comprenden, pero de alguna forma Il-soon consigue ganarse su amistad. Ella le pide que le robe la compasión, para poder matar a los "hombres de blanco" que se llevaron a su abuela. (flashback: la abuela de Young-goon pensaba que era un ratón, y se la llevaron unos enfermeros en una furgoneta. Young-goon, entonces una niña, les siguió con su bici, pero no pudo alcanzarlos. Desde entonces tiene un trauma, y es posible que eso haya generado parte de su problema). Cuando es sometida a un tratamiento de electro-shock (en su mente ha sido recargada), Young-goon tiene la ilusión de que se convierte en una especie de máquina de matar, y dispara a todos los enfermeros del hospital, que van cayendo uno a uno. En vista de que no come, Il-soon ha ideado un curioso plan: ha manipulado un aparato y le dice a la joven que si él se lo instala detrás de la espalda, la energía de la comida que ingiera se transformará para que su cuerpo pueda aceptarla, y no le causará daños. Así, le hace creer que le instala el aparato, y Yong-goon comienza a comer de nuevo. Más tarde, la joven tiene un sueño donde ve a su abuela que le habla a través de un cristal, así que solo puede leerle los labios, pero no entiende del todo lo que quiere decirle. Llega a la conclusión de que su abuela quería decir que ella era una bomba nuclear que tenía que ser detonada. Il-soon es consciente de los delirios de la muchacha, pero quiere ayudarla a elaborar un plan para que cumpla con su cometido, porque sabe lo importante que es para ella el encontrar "el sentido de su existencia." No va a permitir que muera, así que algo se le ocurrirá...

Como ya he dicho antes, I'm a Cyborg, but that's Okay no es una película fácil de entender, mucho menos si se ve una sola vez. Pero incluso el que no la entienda, es afectado por la dulzura y la emotividad de la relación entre los protagonistas. Ambos tienen problemas, pero se apoyan mutuamente. Allí donde nadie puede ayudar a Young-goon, lo consigue Il-soon, ¿y cómo lo hace? siendo como ella, no intentando hacerle ver que está equivocada. La cruda realidad tras toda esta ilusión es la anorexia de la joven, que va muriendo día a día porque nadie es capaz de alimentarla, y su propia madre ha ignorado desde la adolescencia que su hija tenía problemas mentales, porque estaba demasiado ocupada con su trabajo. La presentación de los pacientes de la clínica, así como sus costumbres, también puede resultar cómica. La película está plagada de todos los elementos de shock que a Park Chan-wook le gusta mezclar: situaciones estrambóticas, romance, violencia en plan Terminator, metáforas...y la importancia de la fotografía y el color como medios puros de transmitir la alegría o la tristeza de los personajes. El tema es "llegar a las emociones del espectador a través de una complicada ecuación, porque quiero que la audiencia esté atenta y sea receptiva". Perfecto, Park. La química entre los dos protagonistas es buena (aún no he superado lo de Rain cantando una canción tirolesa) y el único beso de toda la película es uno de los mejores que he visto, no me pregunteis por qué. En fin, que, es complicado recomendar I'm a Cyborg, but that's Okay si no se está receptivo a las metáforas prolongadas y al cine surrealista (yo misma me perdía en algunas escenas y llegué a pensar que no conseguía conectar con la película), pero si se contempla la hermosa relación entre los protagonistas, creo que puede llegar al alma sin problemas.

La película se estrenó en su país de origen el 7 de Diciembre de 2006, y se situó en la primera posición en la primera semana, recaudando dos millones y medio de wons. La segunda semana no le fue también, en parte porque las navidades estaban a la vuelta de la esquina, por lo que casi ochocientas mil entradas vendidas se consideró una decepción en contraste con películas anteriores de Park Chan-wook como JSA, Oldboy o Sympathy for Lady Vengeance, que vendieron más de tres millones.
I'm a Cyborg, but that's Ok ganó el premio Alfred Bauer en el 57 Berlinale, y fue elegida como película de apertura en el Festival de Cine Internacional de Hong Kong. Además, Rain fue nominado a Mejor Nuevo Actor en el Baeksang Awards (no me extraña, fue una sorpresa agradable comprobar su forma de actuar...es que este hombre lo tiene que hacer todo bien, por dios).

* Idea principal: el poder de la amistad, definitivamente. La amistad y el amor tienen la fuerza suficiente para que creas cualquier cosa, y para permitirte salir de cualquier tipo de situación.
































































































Primera parte de la película (subs en español). Se puede ver entera siguiendo los enlaces de la parte derecha:

viernes, 12 de febrero de 2010

Corea del Sur: Sympathy for Lady Vengeance (2005)

Sympathy for Lady Vengeance es una película surcoreana dirigida por el siempre genial Park Chan-wook. El título original, Chinjeolhan geumjassi, significa originalmente La Amable de Corazón Ms. Geum-Ja. Y ciertamente, la historia nos acerca a la vida de Lee Geum-ja (interpretada por la excelente actriz Lee Young-ae), una mujer que conmociona al país después de ingresar en prisión por haber matado a un niño. Ya en la cárcel, su condena es reducida por su aparente transformación en una buena persona (teniendo de hecho una revelación religiosa). La realidad es bien distinta: la joven es inocente del asesinato, pero se vio forzada a declararse culpable por orden del verdadero asesino, Mr. Baek (Choi Min-sik), quien la amenazó con matar a su hija si no se declaraba autora del hecho. En la cárcel, Geum-ja se gana pronto el favor de la gente gracias a sus actos nobles, tales como donar un riñón a una presidiaria, o envenenar a una presa que abusaba del resto de su compañeras. Más tarde, al salir de la cárcel, comienza a trabajar en una pastelería, y es entonces cuando se deshace de su imagen angelical. Se pinta los ojos con sombra roja (simbolismo de la búsqueda de la sangre, la venganza), viste con ropa provocativa y tacones altos, y asusta al chico que trabaja con ella con sus historias, quien, a pesar de todo, está enamorado de ella. Geum-ja sueña además regularmente con matar al verdadero asesino del niño.
Una vez fuera, la joven comienza a buscar a su hija y descubre que fue adoptada por una pareja australiana. Jenny, que ahora ya es casi una adolescente, no habla coreano, y siente a su madre como una extraña. La relación es dura entre ambas, porque no pueden comunicarse, y Geum-ja no puede decirle que no la abandonó, sino que tuvo que deshacerse de ella por peligro a que la matasen. Después de un tiempo, Jenny comienza a interesarse por su madre, e insiste en viajar a Corea del Sur junto a ella. La joven rechaza la idea inicialmente, ya que sus planes son regresar a su país para buscar y matar a Mr. Baek, pero cuando Jenny se pone un cuchillo en el cuello se ve forzada a llevársela con ella. De vuelta en su país, Geum-ja se reúne con una compañera ex-convicta, ex-mujer de Mr. Baek. Así descubre que el asesino trabaja ahora en un colegio, y planea secuestrarlo con ayuda de la mujer. Al descubrirlo, éste manda a unos hombres para que se ocupen de Geum-ja, pero ésta acaba con ellos a base de golpes, y Baek cae al suelo, inconsciente por las drogas que su mujer le ha puesto en la comida.
Geum-ja se da cuenta de que en el teléfono del hombre hay colgados diversos adornos infantiles, y así es como deduce y descubre que puede ser el asesino de otros niños. Lo encierra y contacta con el detective Won-Mo, el encargado del caso. Juntos entran en el piso de Baek y encuentran unas cintas donde hay grabaciones de varios niños antes de ser asesinados. Won-Mo y Gum-ja se ponen en contacto con los padres de los niños fallecidos, y juntos ven las cintas. Los que Geum-ja pretende precisamente es hacer a los padres partícipes de su odio, y de su sed de venganza. Entre todos llegan al acuerdo de ejercer sobre él una tortura dolorosa que lo lleve a la muerte, ya que piensan que la condena que podría imponerle la justicia no sería suficiente para pagar todo lo que ha hecho. Los padres, el detective y Geum-ja llegan al acuerdo de matarlo (una escena por cierto dura y cruda de ver, al estilo coreano), y finalmente entierran el cadáver de Baek fuera del recinto donde lo tenían encerrado.
Finalmente, Geum-ja, el detective y los padres de los niños se reúnen en la pastelería donde la joven trabaja, y todos comen tarta y cantan una canción de cumpleaños en honor a los niños fallecidos. Geum-ja se quita la pintura roja de sus ojos, en señal de la finalización de su venganza. Cuando regresa a casa con un pastel blanco de tofu, se encuentra a su hija fuera, en la calle. Está nevando. Geum-ja abre la caja y mira el pastel blanco, y le dice a su hija que debe ser tan pura como ese pastel. Así, se abrazan.

La última escena establece evidentemente un paralelismo con la primera, donde se ve a Geum-ja saliendo de la cárcel, asistida por un coro de gente religiosa cantando, y un cura le tiende un pastel blanco (en señal de redención de sus pecados), y ella lo rechaza con un insulto. Sympathy for Lady Vengeance forma parte de la trilogía de la venganza de Park Chan-wook (junto a Oldboy y Sympathy for Mr. Vengeance), y es la película que pone fin a la saga. Al igual que las otras cintas, SFLD nos presenta situaciones cínicas, agridulces y reflexivas, donde nada es lo que parece, provocando que el espectador se tenga que parar a reflexionar sobre quién es el verdadero culpable, y reprimir su pre-juicio (de ahí el título "piedad para la mujer venganza"). La música es grandilocuente, y crucial para ajustarse con el tono de la película. Es cruda, y la forma de estar rodada tampoco es casual. Los colores son por supuesto un símbolo de los ideales (el poster tiene una línea que lo atraviesa, con los colores verde - esperanza - , rojo - venganza - y negro - muerte-). Otra de las ediciones nos presenta la foto de la angelical Geum-ja con la mirada perdida y un halo alrededor de la cabeza, como si fuera una santa.
Existen dos versiones de la película, la estándar y la en blanco y negro. Ésta última comienza a color, pero poco a poco los colores van desapareciendo, hasta que hacia el final todo es en blanco y negro. A medida que la camara va eliminando los colores, también hay un cambio en el entorno, de manera que las ropas de los personajes también se van volviendo más oscuras, así como los escenarios. Al comienzo de la película hay muchos más colores cálidos, y hacia el final, la preferencia es sobre los tonos pastel, blancos y negros. Geum-ja lleva por ejemplo un abrigo azul al principio, que luego cambia por una chaqueta negra de cuero. Las paredes brillantes de su celda se transforman más tarde en las paredes grises de la escuela.
Ambas versiones de la película fueron proyectadas en los cines de Corea del Sur, pero la versión en blanco y negro sólo ha salido en DVD para equipos especiales.
Sympathy for Lady Vengeance se estrenó el 29 de Julio de 2005, recaudando más de siete millones de dólares en su semana de apertura. Así, se convirtió en la séptima película más vista en Corea del Sur. En Abril de 2006 se estrenó en unos quince cines de Estados Unidos. Compitió por el León de Oro en el Sexagésimo-segundo Festival Internacional de Venecia. Aunque no ganó, sí que se llevó el premio Cinema of The Future, el Young Lion Award y el Best Innovated Film en las competiciones no oficiales.

Idea principal: la venganza, por supuesto. Pero lo triste que resulta a veces cumplir nuestros objetivos, tan largamente deseados...

* Blog de Cine.

Algunos pósters:

El póster más extendido, con la trilogía de colores ya comentados:

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Aquí se resalta la sombra roja de los ojos:

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Al más puro estilo Tarantino:

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Pósters en poses religiosas:

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