
Un día la profesora llega a clase con la maravilosa noticia de que una fábrica de galletas de la capital la ha invitado a ella y a sus alumnos a visitar sus instalaciones. Su intención es marchar con sus alumnos a un viaje de varios días a Seúl, pero pronto se encontrará con que los padres se oponen en redondo. Muchos de ellos ni siquiera ven útil el que sus hijos estudien, ya que van a llevar una vida de campo; otros tantos tienen miedo de que sus hijos vean modernidades a las que luego no podrán aspirar.
Pero Eun-young no piensa rendirse tan pronto: decidida a conseguir el dinero para el viaje, se va junto a sus alumnos a sacar almejas y ostras de la playa para luego venderlas en el mercado. Los padres no quieren que sus hijos participen y los obligan a volver a casa. El plan parece que está a punto de irse al garete, cuando Eun-young cae enferma. Entonces, los padres se dan cuenta de las buenas intenciones de la profesora, y se reúnen para hablar sobre el viaje. Se dan cuenta de que la joven ha aguantado durante dos años dando clases en aquel pueblo perdido, allí donde otros han tirado la toalla. A pesar de todo, sus intenciones son buenas, así que cuando se recuperan, los niños regresan a clase muy contentos anunciando que tienen el permiso de sus padres para ir a Seúl. Sólo el padre de Kil-su sigue negándose en redondo. Kil-su habla con la profesora para pedirle que también pueda ir su hermana pequeña, a la que no quiere dejar sola en casa. Como Eun-young acepta, Kil-su se escapa de casa con su hermana mientras que su padre duerme, y se incorpora al barco que los llevará hasta la estación de tren.
El tren se les antoja como algo terrible a los niños, una enorme máquina metálica que escupe vapor y hace ruidos extraños. Ya dentro, consiguen molestar a los pasajeros con tanto grito de emoción, y se asombran al ver a un paseante campestre con una bicicleta.
Pero las cosas no serán fáciles: llegan a Seúl por la noche, y no encuentran alojamiento. La pobre profesora se las ve y se las desea para poder alojar a su docena de alumnos en una pensión, aunque finalmente lo consigue. Mientras que ellos disfrutan con cosas innovadoras como el ventilador o la nevera, la profesora le da las gracias a la casera. También aprovecha para llamar a sus padres y pedirles perdón por no haberles enviado dinero, ya que ha gastado gran parte de sus ahorros en este viaje.

De madrugada, Kil-su le dice a su amigo que se va a buscar a su madre. El niño le dice que él se quedará a trabajar para conseguir dinero para una bicicleta, así que se despiden. Al ver que los otros han escapado, a la mañana siguiente el dueño del restaurante lo echa de allí.
Kil-su deambula por el mercado con su hermana, buscando a su madre. Él imagina que ella debe andar por ese sitio, porque su padre le habló de ese mercado. Sin embargo, el niño ignora la verdad que más tarde revela su padre: su madre murió hace años, y él nunca se lo dijo.
Tras una serie de peripecias, Eun-young es capaz de encontrar a los niños, a los que lleva de vuelta a la pensión. Termina de esta forma el accidentado viaje a Seúl.
Conmvido por los recuerdos, el Kil-su adulto regresa al pueblo donde se crió, donde se encuentra de nuevo con el repartidor local. Éste le dice que las cosas han cambiado bastante por allí. Cuando Kil-su le pregunta por la profesora, el hombre le lleva hasta su lápida. Al parecer, la mujer había muerto años atrás. Kil-su le llora en silencio, acordándose de aquel inolvidable viaje y de su coraje a la hora de sacarles adelante, sacrificando su propia juventud.

* Idea principal: la inocencia, la ingenuidad. Los pueblos rurales y la capital. La tenacidad y la búsqueda de los deseos.


No hay comentarios:
Publicar un comentario