
La historia comienza con la historia de Hae-won (Sung-won Ji), una joven de la capital que ha presenciado una agresión a una chica por parte de tres chulos de la vida y le toca hacer de testigo ocular (o sea, ir a comisaría y mira por la clásica cristalera blindada a ver si reconoce a alguno de ellos). Por miedo, Hae-won se calla, pero al salir de comisaría los chulitos de la vida todavía tienen ganas de guerra y la amenazan para que se esté calladita. Estresada, la nada simpática y más bien borde Hae-won decide tomarse unas vacaciones para ir hasta una isla perdida de la mano de Dios, donde se encuentra su amiga de la infancia Bok-nam (Young Hee-seo), que le ha estado escribiendo cartas durante meses y llamándola insistentemente para que vaya a visitarla, porque la echa de menos.
Hae-won llega hasta la isla, que parece haberse detenido en los umbrales del siglo XX. Allí, la vida es eminentemente rural, y el contraste del color de piel bastante extremo. Todo el mundo alaba el color "tan blanco" de la piel de Hae-won, quien, si está desconcertada con el estilo de vida de su amiga, lo disimula bastante bien.

Pero el punto de inflexión se produce cuando Bok-nam encuentra la ropa interior de su hija dentro de uno de los bolsillos del pantalón de su marido: enloquecida, se propone acabar con el asunto de una vez por todas. Camina hasta su casa con la hoz en la mano, pero se calma al ver que su hija está tranquila en brazos de su padre. Al preguntarle por el asunto de forma sutil a la niña, esta no cuenta gran cosa; lo único que dice es que :"quiere ser amada por su padre."
Bok-nam tiene miedo de que su marido termine abusando de su hija, así que le ruega a su amiga para que se la lleve con ella a Seúl; esta se niega pensando que está mintiendo, porque un padre no haría tal cosa (es evidente que Hae-won tiene más miedo de creerse la historia que indignación).
Pero Bok-nam no piensa quedarse de brazos cruzados: le roba a su marido el dinero que él mismo le ha quitado por su trabajo y huye al amanecer con su hija en dirección a la costa, donde tomarán un bote. Pero el imbécil del conductor no tiene otra cosa que hacer que detenerse para contar el dinero billete a billete, para asegurarse de que está todo. Mientras que Bok-nam se desespera porque su marido y el resto del pequeño pueblo vienen a por ella, el chófer sigue a lo suyo, y no le importa en absoluto que el marido de Bok-nam la arrastre hasta la isla y le pegue delante de todo el mundo, insultándola. La hija de Bok-nam, que se ha criado encontrando natural que los demás maltraten a su madre, ahora la defiende para que paren. Su padre se la quita de encima de un manotazo, con tan mala suerte que la niña se golpea la cabeza contra una piedra al caer y muere en el acto. Presa de la locura, Bok-nam se defiende en el suelo por medio de gritos y de manotazos, como un animal. Las mujeres la insultan y le dicen que debería estar agradecida por tener un marido que la acogió con una hija que ni siquiera es suya, pero Bok-nam les grita a todos que ella no tiene la culpa de no saber quién es el padre, ya que fue violada por varios hombres distintos.
Tras esta terrible verdad, el cuerpo de la pequeña es enterrado, pero viene la policía (que otra vez queda como inepta ante los ojos de la crítica coreana) y se va pensando que Bok-nam está loca y que, a fin de cuentas, la muerte de su hija fue un accidente. Los vecinos de la isla le hacen regalos y la pelota al inspector para que se vaya y no cause más problemas.
Hae-won queda durante esta parte de la película como una espectadora pasiva y hasta cruel, ya que sabe muchas cosas, pero se queda en un segundo plano y no defiende a su amiga. Sin embargo, no deja de recordar la ya patente hostilidad que se respiraba en la isla cuando ella y su amiga eran pequeñas y buenas amigas (Hae-won le enseñó a Bok-nam a tocar la flauta, y luego se la regaló, pero unos chicos aparecieron y la golpearon mientras que Hae-won escapaba - para variar -; la flauta cayó al suelo y se rompió).
Los hombres se ausentan durante un par de días con el bote a la ciudad y Bok-nam vuelve a su trabajo de todos los días, aunque en vez de descansar para comer con el resto de los vecinos, sigue al sol, escarbando sin descanso la tierra en busca de patatas. Mientras que las demás vecinas ríen como cotorras y se ponen a bailar, Bok-nam mira al sol y parece tener una transformación. Se da la vuelta, bebe y anuncia a los demás que ha tenido una revelación: el sol le ha dicho que tiene que tomar venganza o se volverá loca. Tras eso, comienza a matar uno por uno con la hoz a los vecinos (curiosamente sólo se salva un anciano que nunca se ha metido con ella).

Hae-won se da cuenta de que su amiga se ha vuelto loca, así que intenta huír con el último de los hombres vivos hasta la costa, para tomar el bote. Bok-nam consigue matar al hombre, pero Hae-won consigue huír de vuelta hacia la ciudad.
Poco después, una bien arreglada y toscamente maquillada Bok-nam abandona la isla en barco, buscando la ciudad. No se fía de los transportistas, aunque se asombra de que haya "gente amable" (según sus propias palabras) en el mundo.
La joven llega hasta la cárcel, donde encuentra a su amiga durmiendo en una celda. Después de dejar fuera de combate al vigilante, intenta matar a su amiga, no sin antes entregarle su maltrecha flauta y pedirle que toque para ella música. Hae-won se defiende clavándole la flauta astillada en la garganta a su amiga, que muere de forma triste, recordando que ha sido traicionada por todos y que lo único que quería era "encontrar a gente amable."
Cuando Hae-won regresa a su vida normal, no se deja amedrentar por los chulitos en contra de los cuales se negó a testificar. Después de poner las cosas en su sitio vuelve a casa y se fija en la papelera, donde reposan todas las cartas que Bok-nam le mandó durante meses, algunas de las cuales nunca llegó a abrir. Las que si abrió terminaban todas con una llamada de socorro. Eran todas cartas de una persona ávida de cariño.

Bok-nam puede ser tachada de loca, pero cualquiera puede empatizar con ella, habida cuenta de la situación. Dentro de su locura hay un matiz de cordura cuando tiene un detalle amable con el único anciano que nunca la insultó (la vemos acercarse hacia él con las tijeras, pero sólo le corta el pelo). En cambio, es difícil empatizar con la otra protagonista, que en todo momento se comporta como una espectadora pasiva, remilgada y ajena a las atrocidades que se están cometiendo en contra de Bok-nam (y lo peor de todo es que ella lo sabe, porque las ha visto). Si de algo sirve la conclusión final es para hacerla reaccionar y no dejarse amedrentar por el género masculino, que aparece como la parte exageradamente hostil de la historia. La frase "¿existen personas amables?" que dice Bok-nam al desembarcar, por primera vez en su vida, en una ciudad (cuando le intentan recoger las maletas), da una idea del ambiente donde ella vivía, y de lo tremendamente excluída que estaba de una sociedad medianamente civilizada.
Sangre, sexo implícito y explicito y el hombre visto desde un punto de vista extremadamente animal (el cuñado del marido de Bok-nam nunca habla, sólo se limita a sonreír, a babear y a tocar pechos), Bedeville es una estremecedora oda al horror y a los maltratos. La primera hora y media es de pura tensión psicológica; uno sabe que va a pasar algo gordo, y está a la espera. El clímax se produce de forma rápida (hasta un poco inesperado), y no repara en sangre, categóricas mutilaciones y demás elementos del género. A pesar de la increíble violencia y el suspense, concluye de forma dramática con los remordimientos de la protagonista inicial, que nunca le prestó a su amiga la atención necesaria, puesto que fue incapaz de entender su desesperada llamada de socorro.
La imagen y temática de Bedevilled recuerda irremediablemente a la de Los Chicos del Maíz (y si se me permite, hasta a la de El Color Púrpura), por aquello de tomarse la venganza por su mano en plan basto, con la oz. De hecho, el póster es un recordatorio, con su protagonista entre los maizales, arma en mano.
Bedevilled fue presentada en Cannes, donde tuvo muy buena acogida. Mención especial al gran papel que hace Young Hee-seo, como la desgraciada Bok-nam.
* Idea principal: la misoginia, el machismo, el matriarcado, el abuso de poder. La violencia, la muerte, la locura.
Klownasesinos.


Excelente film!
ResponderEliminar