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martes, 4 de enero de 2011

Japón: Nadie Sabe (2004)

Nadie Sabe (Daremo Shiranai, 誰も知らない) es un drama japonés dirigido por Hirokazu Koreeda. La película está basada en un suceso real acaecido en 1988 y conocido como "el asunto de los cuatro niños abandonados de Sugamo".
La historia trata sobre cuatro hermanos (Akira, de doce años, y sus hermanos y hermanas menores Kyoko (Auya Kitaura), Shigeru (Hiei Kimura) y Yuki (Momoko Shimizu) que se mudan a un pequeño piso en Tokyo después de haber pasado por otros hogares. En este piso la madre sólo puede tener un hijo, porque los caseros no quieren alboroto. Entonces aparece ante ellos como madre soltera con un único hijo, Akira (Yuya Yagira). Pero dentro de las maletas de la mudanza aparecen los pequeños Shigeru y Yuki. Kyoko espera pacientemente mientras cae la noche a que su hermano Akira venga a por ella, ya que no cabía en una maleta al ser algo mayor que los demás (ya de entrada esto te da una idea de la clase de madre que debe ser una que permite que sus hijos hagan todo un viaje encerrados en una maleta bajo riesgo de asfixia, pero bueno).
Total, que allí viven los cuatro niños (tres de ellos no salen nunca a la calle, porque si los ven, los echarían del piso). El único que sale es Akira, que va a la compra, paga las facturas y hasta cocina y lava los platos, ayudado siempre por su hermana Kyoko. La madre comienza a salir por las noches y llega algo bebida, despertando a los niños y contándole historias sobre sus ex-novios y sobre que está trabajando mucho, por eso está siempre ocupada y no tiene tiempo de estar con ellos. Mientras que los pequeños creen en el mundo de ilusión que su madre recrea para ellos (cada vez que vuelve les trae regalos y comida), Akira permanece impasible y hermético aparte de sus hermanos, como si sintiera el peso de la silenciosa realidad sobre sus hombros.
Keiko (You), la madre, cada vez se ausenta durante más tiempo. Un día, Akira se levanta y ve un sobre con dinero sobre la mesa: de esta forma sabe que su madre tardará más tiempo en regresar esta vez. Con toda la sensatez que puede caber en el cuerpo de un chico de doce años, el niño lleva la carga familiar bajo sus hombros, privándose (tanto él como sus hermanos) de ir al colegio. Cuando la madre regresa le comunica a Akira que está enamorada (el niño dice: "¿otra vez?"). Ella le explica que esta vez es de verdad, y que sólo tiene que esperar a que se casen, y entonces todos podrán vivir en una casa grande e ir al colegio. Pero Keiko no le ha contado a ese hombre que tiene cuatro niños, y cuando le dice a sus hijos por la mañana que esta vez se va a ausentar por trabajo el doble de tiempo de lo habitual y que volverá por Navidad, Akira comienza a intuir la realidad.
Pasa el tiempo y los niños siguen con su vida rutinaria y silenciosa, más como santos que como niños. Se divierten como pueden, sin salir, mientras que el responsable y encantador Akira va a la compra y les trae todo lo que necesitan. Pero el dinero se va agotando y la madre no vuelve. Entonces Akira tiene una idea: comienza a buscar a los padres de sus hermanos para pedirles dinero. Consigue, de hecho, encontrar a dos de ellos (uno es taxista y el otro trabaja como vigilante en un local de videojuegos). No consigue gran cosa, puesto que ellos, al parecer, tienen bastantes deudas económicas.
El tiempo pasa, y vemos cómo la Navidad se va y Keiko no regresa. Akira reúne todos sus ahorros y va a la tienda donde suele hacer habitualmente la compra. Allí le pide a la tendera que escriba los nombres de sus hermanos en distintos sobres. Su idea es meter el dinero en los sobres y hacerles creer que es un regalo de su madre. Kyoko, la mayor de los tres, se da cuenta de que no es la letra de su madre, pero no dice nada. Los pequeños se hacen ilusiones sobre su madre y piensan que volverá pronto. Akira, siempre aparentando tranquilidad, les dice que sí. Sin embargo, él sabe que su madre probablemente está llevando una doble vida con el hombre con el que está, ya que al llamar al número que tenía ella responde con un apellido diferente.
Akira comienza ahora a regentar un local de videojuegos. Aunque no puede jugar porque no tiene dinero se hace amigo de un par de chicos que le llevan en bicicleta a todas partes, pero que tienen el mal hábito de robar. A menudo van a casa de Akira para jugar a videojuegos, pero en cuanto se dan cuenta de que no acepta sus regalos robados, dejan de juntarse con él. Más tarde, Akira pasea por las cercanías del colegio esperando a que salgan y les pide que vayan a su casa. Ellos se excusan diciendo que están muy ocupados, pero les oye decir a los otros niños que no van por allí porque su casa apesta.
Akira conoce de vista a una solitaria joven del colegio, que a menudo es ridiculizada por sus compañeras de clase. De manera indirecta y curiosa, una amistad comienza entre ellos. La chica se llama Saki (Hanae Kan), y aunque no ayuda directamente a Akira con su drama familiar, hace lo que puede por él. Ella también es joven y no puede ayudarle monetariamente. Un día, le dice que conseguirá dinero. Cuando Akira le pregunta cómo, Saki entra en un karaoke y gana dinero a cambio de pasar un rato con un hombre. Asqueado, Akira rechaza el dinero y echa a correr hacia su casa.
La primera va extinguiéndose y la situación empeora día a día. Les cortan el agua y la luz. La casera, milagrosamente, no ha pasado por allí en mucho tiempo, pero un día encuentra la puerta abierta y ve a los niños tendidos en el suelo, pasando calor. Les pregunta sobre el alquiler, pero ellos le dicen que su madre está en Osaka trabajando. Viendo el panorama, la joven se marcha sin exigirles nada, probablemente intuyendo el problema, pero sin intervenir.
Cuando llega el verano, Akira y sus hermanos plantan unas macetas con la esperanza de que crezcan altas, para poder tapar la terraza y que nadie los vea desde el exterior. El deseo deAkira es ser jugador de béisbol, por lo que a menudo pasa por el colegio y ve a otros chicos jugando en el patio. Un día el entrenador se da cuenta y lo llama para que juegue. Mientras está en el patio, la pequeña Yuki se sube a una silla en la terraza, y sufre una caída. Al volver a casa, Akira se la encuentra inconsciente. Intenta llamar a su madre con las pocas monedas que le quedan, pero ésta no responde al teléfono. A la mañana siguiente la niña ha muerto.
Sumido en una profunda tristeza que es imposible de expresar con palabras, Akira mete a su hermana en una maleta junto con sus chocolatinas favoritas y su muñeca, y ayudado por Saki la llevan hasta el aeropuerto, para enterrarla en el campo. A su hermana le gustaba ver los aviones y Akira solía prometerle que la llevaría un día en el monorraíl para que los viese. Desgraciadamente, nunca lo hizo en vida.
Akira intenta pedir trabajo a la tendera de la tienda que frecuenta, que ya le conoce. Ella sabe de los problemas económicos de la familia, pero no puede ofrecerle un empleo porque aún no tiene dieciséis años. Sin embargo, le pasa comida por la puerta trasera de la tienda, y así van aguantando como pueden. Un día, llega un sobre con dinero de parte de la madre, pidiéndole a Akira "que aguanten". La historia termina con los hermanos recorriendo las calles en compañía de Saki, sin una resolución aparente.

¿Qué puedo decir de esta película? Que es dura como ella sola. El título se explica por sí solo: nadie sabe la realidad de estos niños, aparentemente olvidados por todos. A través de las dos horas y veinte minutos que dura, asistimos a las costumbres simples e infantiles de unos niños de su edad, pero magistralmente combinado con una increíble tristeza visual, donde nadie dice nada, pero todos los planos de las caras sugieren lo que las palabras no necesitan explicar. Kyoko, la hermana mayor, mirándose las uñas que ya tienen el esmalte rojo gastado (su madre se las pintó antes de marcharse), la pequeña Yuki aferrándose al brazo de su hermano Akira, haciéndole ver que para ella es el estandarte de seguridad, y lo más parecido que tiene a una figura paternal. Akira siempre impasible y reflexivo, aguantando el dolor de la situación, sin poder manifestar su propia tristeza como niño que es, privado de los juegos y del colegio al que debería ir, y soportándolo todo con rostro calmado para que sus hermanos no se asusten. Está más que experimentado por haber vivido en distintos lugares con sus hermanos, de padre en padre.
El colorido de la película pretende darle el toque infantil que debería tener por ser los protagonistas niños, pero el escenario caótico y sucio no escapa a la auténtica realidad: los cuatro pequeños tienen mucho más sentido común que la que les dio la vida.

Hirokazu Koreeda estuvo revisando diversos guiones durante casi quince años, hasta que inició la producción, que comenzó en otoño de 2002 y terminó en verano de 2003. Efectivamente, Koreeda tardó un año en rodar la película, ya que quería que el paso del tiempo quedase plasmado a través de las estaciones (lo que consigue magistralmente). En este tiempo, por supuesto, también se nota que los niños van creciendo, y las ropas y zapatos se les van quedando pequeños. Pienso que fue una muy buena idea dejar pasar un año, porque el efecto es mucho más realista. La película fue filmada cronológicamente (también se nota) y un 70% de la historia tiene lugar en el exiguo apartamento de Tokyo donde viven los niños (cada una de las habitaciones fue específicamente diseñada para la película).

Tras quince años de revisiones, uno puede imaginar que el guión estaba más que mascado, pero aún así, algunos elementos nuevos salieron al paso. Por ejemplo, al actor que interpreta a Akira, Yuya Yagira, le encantan las chocolatinas de la marca Apollo, detalle que le pasan al personaje de Yuki, su hermana pequeña (recordemos que la entierran con sus chocolatinas favoritas). Tampoco está de más comentar que Yagira ganó el premio a Mejor Actor en el Festival de Cannes de 2004, convirtiéndose así en el actor más joven que gana esta categoría. Además, fue elegido por la revista Time como uno de los Mejores Héroes Asiáticos del año, por su abnegado papel (desde luego que está excelente y merece la pena verle).
Durante el rodaje de la película le pidieron a los niños que escribiesen sus propias impresiones, a modo de diario, sobre lo que pensaban acerca de la historia, desde el rodaje hasta sus preocupaciones cotidianas. Durante el casting, una niña pequeña vino con unas sandalias muy ruidosas. Al director le gustaron tanto que puso ese detalle en el personaje de Yuki (cuando ésta sale con Akira para buscar a su madre una noche, lleva unos zapatos que van haciendo ruiditos, lo cual le añade un efecto extrañamente cómico a la triste escena.)

La historia real, sin embargo, es algo diferente. La cabecera de la película ya advierte que "está basada en hechos reales, pero los personajes son ficticios." La auténtica historia contaba con cinco niños en vez de cuatro. Había otra niña que murió de una enfermedad al poco de nacer. Como ninguno de los niños estaba registrado (la madre le había pedido al padre de su hijo mayor que los reconociera, pero como se negó, ella no registró a los demás), la madre envolvió a la niña muerta en un plástico con desodorante para evitar el olor, y la escondió en el armario. Cuando se marchó dejando solos a sus hijos, el mayor ya tenía catorce años, no doce, como tiene en la película Akira. Los chicos que empiezan a frecuentarle eran mucho más violentos que lo que se muestran en la película. Uno de ellos se enfadó con la hermana pequeña por comerse su bol de ramen y la mató (la niña tenía dos años, no cinco, como Yuki en la película). El hermano mayor y el otro amigo recogieron su cuerpo y lo depositaron en una rudimentaria tumba en unas montañas cercanas. Tres meses después el casero se dio cuenta de que la casa estaba ocupada únicamente por niños y llamó a la policía, que encontró a los niños que quedaban con sintomas de malnutrición. Cuando registraron el apartamento encontraron el cadaver del bebé muerto. Más tarde encontraron también a la niña enterrada cerca de la ciudad de Chichibu.
Esta historia fue ampliamente registrada en todos los medios del país. La madre lo vio en las noticias, se preguntó si esos serían sus hijos y se entregó a la policía una semana después de lo sucedido. El hijo mayor no estaba en la habitación cuando uno de sus amigos mató a su hermana, pero sospecharon que había sido él. Hubo cargos en su contra, pero más tarde fueron retirados. Los nombres auténticos de los hermanos nunca fueron revelados a la prensa.
La madre pasó tres años en prisión y estuvo cuatro años bajo libertad condicional tras su liberación. Finalmente consiguió recuperar la custodia de las dos hijas que le quedaban.

Ahí lo tenéis. Cuando dicen que la realidad supera la ficción, tienen razón.

*Idea principal: el abandono. La esperanza ausente. La infancia, la tristeza a través de los ojos de un niño. La responsabilidad temprana. Los sentimientos escondidos.

web oficial.







2 comentarios:

  1. Gracias por esta entrada!! el año pasado en una actividad especial que vinieron los de Kraft Argentina vimos esta película todos juntos en la escuela con los niños en el grado..
    la verdad buenísima!!!

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  2. Desde luego que es una muy buena película; muy triste y dura, por ser real. Me alegro de que te gustara porque la escenografía y los actores (tan pequeños) son geniales. Ahora estoy a ver si puedo ver una película similar que se llama - "Where are you?" wakaranai - pero está complicada de encontrar. Si la encuentro, la comentaré :)
    ¡Gracias por escribir, Susana!

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